Mi
país está dormido y no despierta.
Sueña
con los sones de su guitarra
que
acallan el llanto, con vista tuerta
sin
ver a los populares de farra
mientras
golpean la puerta recubierta
de
lucha e ilusiones que el camino embarra
al
ataúd de miseria que se calla
y
al contendor rico que le entalla.
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