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© A. Villoria Roza


lunes, 23 de abril de 2018

ENVIAME AL COLIBRI


Envíame al colibrí que me traiga tu sonrisa

que a la sombra del roble y el sauce me encuentro

adivinando de qué color se viste el cielo,

en las que sus alas dancen al compás  del viento

entonando tú nombre para mis oídos hambrientos

de noticias sobre tus alegrías y desvelos.

Dile que detenga al tiempo si el augurio es bueno

que mi corazón acelerado está padeciendo

las inclemencias de este acalorado deseo.

Y un canario que me oía, en mi oreja se posaba:

-      No espere al colibrí que por estas tierras no anda.

           Busque un nuevo amor que le lleve la paz a su alma

           que le traiga la sonrisa y el brillo en la mirada

           que al colibrí con acicalarse le basta

           y si tiene necesidades, su vuelo alcanza.

Gracias por el consejo aunque no me sirva de nada

que el buen veneno del amor ya está en mis entrañas.

Y esperando sigo a que aparezca en mi ventana

con su zumbido alegre y notas enamoradas

que despierte a mi alegría que está adormilada

uniendo a este amor en la noches y la mañanas

construiremos nuestro paraíso, nuestra morada

y pondremos en la puerta, solo el amor pasa.

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